jueves, 13 de febrero de 2014

Afrodita acorralada (+18)

A mis 23 años siempre he evitado el sexo con desconocidos, pero esta noche algo ha cambiado...

Tengo al hombre más guapo del local sentado en el sofá que comparto con mi compañera de piso, se nota que ha bebido poco (o al menos el alcohol no le afecta demasiado). Le veo muy sereno, esperando paciente que regrese de la cocina con la última copa de la noche. Espero que sea la última, al menos por mi parte. Voy demasiado deshinibida...

No tardo en salir de la cocina con las dos copas rellenadas hasta la mitad de gintónic y me siento a su lado mientras le ofrezco la suya. Sus ojos expresan claramente lo que quiere al cruzarse con los míos: sexo.

Me bebo el contenido de la copa en un par de tragos y me lanzo a sus labios. Sabe a tabaco y ginebra. Eso me gusta...

Mueve lentamente la lengua dentro de mi boca, acariciando la mía hasta que finalmente la saca y repasa mis labios con su dedo pulgar. La sonrisa que dibujan los suyos me hace sentir una Afrodita acorralada, un objeto de deseo inalcanzable para muchos pero que él tiene en su poder...

Dejo a la mojigata a un lado y coloco mi mano en el bulto prominente que exhiben sus pantalones de traje negros. Lo que toco me deja descolocada. Inclina su cabeza en el respaldo del sofá junto a su gran espalda y coloca sus manos por detrás de su cabeza. Toca bajar la cremallera.

Después de haberle bajado y quitado los pantalones sólo queda el bóxer negro, ajustadísimo, casi apunto de reventar... Muerdo la goma de la única prenda que queda por debajo de su ombligo y tiro hacia abajo para poder observar y admirar la enorme polla que posee y que ahora es solamente mía.

Le agarro por la base del pene e intento meter en mi minúscula boca uno de los huevos que le cuelgan. Es prácticamente imposible poder introducir en mi boca los dos a la vez de lo grandes que son... Mi vagina se empieza a humedecer como hacía mucho que no lo hacía mientras lamo, beso y absorbo por turnos los dos gemelos.

Una fuerza me aparta de ellos y me empuja hacia la punta de su rabo. Me tiene agarrada del pelo. Quiere que se la coma ya...
Abro todo lo que puedo la boca e introduzco en ella todo lo que me es posible. No llego ni a la mitad. Realmente la tiene enorme.
Succiono con fuerza y hago que su prepucio se mueva de arriba a abajo dentro de mi boca, así dejando en ella pequeñas gotas de líquido preseminal que se mezclan con mi saliva y quiera o no engullo como una posesa.

Se levanta del sofá con su polla metida dentro de mí y mueve sus caderas hacia adelante y hacia atrás mientras se quita la camisa perfectamente abrochada hasta el cuello. No ha tardado ni 10 segundos en sacársela...

CONTINUARÁ